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Economía circular vs. economía lineal: desafíos para la sostenibilidad

El modelo económico lineal actual, basado en la idea de “tomar-hacer-desechar,” se caracteriza por ser derrochador y en gran medida responsable del cambio climático y el agotamiento de los recursos. Este tipo de modelo se estableció desde la revolución industrial y ha traído varios beneficios de crecimiento, desarrollo y abundancia para muchos países debido a la extracción excesiva de materias primas que antes se consideraban infinitas, a un alto costo ambiental. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cumplir con los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Acuerdo de París, es imperativo adoptar un nuevo modelo económico del cual se ha hablado desde hace varios años y se denomina “economía circular”, el cual enfrenta la mala gestión de recursos naturales y la degradación del capital natural. Si bien este modelo es beneficioso para las personas y el mundo, también implica varios retos para las empresas que desean adoptarlo.

 

Economía circular: qué es y cómo funciona

 

El principio de la economía circular está basado en aprovechar los recursos para reducir, reparar, reutilizar y reciclar los desechos con el fin de darles una segunda vida. En este sentido, se han desarrollado nuevos productos a partir de materia orgánica, como el biocompuesto de Tribío y las cucharas comestibles, que sirven como una alternativa para fabricar uno de los desechos más comunes en Colombia y el mundo: el plástico de un solo uso, que representa el 54% del plástico que se encuentra en vertederos y océanos. Este modelo es un ciclo de desarrollo continuo positivo que preserva y aumenta el capital natural, optimiza los rendimientos de los recursos al circular productos, componentes y materiales en su nivel más alto de utilidad, y minimiza los riesgos del sistema que afectan a las personas, como la contaminación del aire, la toxicidad de los suelos, el cambio climático, etc.

 

Desafíos de la economía circular

Si bien la economía circular es vista como un enfoque más sostenible y resiliente, su adopción requiere esfuerzos significativos por parte de la sociedad, las empresas y los gobiernos. Actualmente, las empresas enfrentan varios retos, como orientar la cultura organizacional hacia la sostenibilidad y la economía circular, potenciando las capacidades del talento humano y el conocimiento interno. Desde hace varios años, muchas empresas han implementado prácticas asociadas a la economía circular, como procesos de producción más limpia, eficiencia energética, gestión eficiente del agua, promoción del consumo responsable, gestión integral de residuos, aprovechamiento de las TIC, establecimiento de I+D+I, etc. Sin embargo, es importante que todos esos avances se consoliden en un modelo de negocios que sea más circular y sostenible para generar valor a los distintos grupos de interés y que, a partir de las competencias propias de la empresa y de su cadena de valor, en especial de proveedores y consumidores, se articulen estrategias empresariales que hagan posible la transición hacia este modelo.

Modelos de economía circular: casos de éxito

 

Las experiencias internacionales en la implementación de la economía circular nos proporcionan ejemplos inspiradores de cómo este enfoque sostenible puede transformar las sociedades y las economías. Países como Holanda y Dinamarca han establecido programas gubernamentales para apartarse de los combustibles fósiles con el objetivo de lograr una economía circular para el año 2050, lo cual implica la transición hacia un uso más inteligente de los recursos, minimizando el desperdicio y mejorando la eficiencia en la producción, al tiempo que se generan empleos y se impulsa la economía. Otro ejemplo es Estados Unidos, que ha logrado un notable avance en la gestión de residuos a través de su estrategia “Zero Waste” (orgánico, rechazo y reciclable), que reduce la incineración de residuos y promueve el reciclaje de estos, además de la producción de energía a partir de residuos orgánicos.

 

En Colombia, esta visión se ha impulsado con iniciativas como Visión 30/30, liderada por la Andi, que promueve la transición hacia este modelo. Además, la Resolución 1407 de 2018 y 1342 de 2020 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible establecen la meta de que las empresas aprovechen al menos el 30% de los materiales de envases y empaques que ponen en el mercado para 2030. Estas iniciativas demuestran la necesidad de una transición de una economía lineal a una circular para minimizar el desperdicio de recursos y avanzar hacia un futuro más sostenible y eficiente.