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    Compostaje industrial: una solución los desechos orgánicos

    Muchas personas creen erróneamente que los desechos orgánicos, al ser considerados «orgánicos», no representan un problema cuando son arrojados a las calles o en la naturaleza. Sin embargo, la realidad es diferente: cuando no se gestionan adecuadamente, estos desechos generan gases de efecto invernadero como el metano, el dióxido de carbono y el óxido nitroso. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se desperdicia, por eso es fundamental tratar estos desechos de manera adecuada mediante el compostaje industrial, un proceso de descomposición orgánica controlada con el que se pueden aprovechar los residuos y devolverlos a la tierra como “compost” o abono que luego es vendido posteriormente para cultivos e industria agrícola, lo cual aporta a la economía circular, el medio ambiente y la sostenibilidad.

    En qué consiste el compostaje industrial

    Hacer composta a nivel industrial conlleva un tratamiento a gran escala de los desechos orgánicos que sirve para transformar grandes cantidades de materia orgánica en un producto de alto valor nutricional para las plantas. Los desechos que se pueden compostar son: residuos de verduras, frutas, carne, huevos, bolsas de té, papel, cartón, pasto, y los residuos de comida en general. A diferencia de la composta casera, el compostaje industrial requiere procesos técnicos en donde las plantas alcanzan temperaturas próximas a los 65 ᵒC que son controladas y mantienen un sistema de aireación constante que garantiza que el compostaje esté bien oxigenado, mantenga el nivel de acidez adecuado para que así no se pudra.

    Todo ello hace que las plantas de compostaje presenten una mayor carga y diversidad de microorganismos, entre los que se incluyen los termófilos, lo cual aumenta la eficiencia del proceso y reduce los tiempos de biodegradación. El tratamiento de residuos orgánicos a nivel industrial no solo reduce la cantidad de desechos enviados a vertederos, sino que también produce compost de alta calidad que puede utilizarse en diversas aplicaciones agrícolas y de jardinería, promoviendo así la circularidad y la sostenibilidad en la gestión de los recursos.

    Beneficios del compostaje industrial

    El compost industrial ofrece una serie de beneficios significativos para la agricultura y la gestión ambiental. Además de ser una solución efectiva para la gestión de desechos orgánicos, el compost enriquece los suelos al proporcionarles materia orgánica y nutrientes, lo que mejora la textura del suelo facilitando el crecimiento de las raíces de las plantas, la retención de agua, lo que hace más eficiente su uso y reduce la necesidad de riegos y fertilizantes químicos que pueden dañar las reservas de aguas profundas. El compost también tiene la capacidad de recuperar suelos degradados, incluso en casos extremos como el encapsulamiento de relaves mineros, donde se puede utilizar para plantar vegetación endémica y restaurar pasivos ambientales.

    El proceso de compostaje ofrece también otras ventajas como el ahorro de agua al mantener húmeda la tierra, la reducción del uso de fertilizantes que pueden modificar o dañar el suelo, y la generación y mantenimiento de microorganismos que conservan la salud del suelo. Asimismo, transformar la materia orgánica en compost evita que se convierta en un elemento altamente contaminante y contribuye a reducir la contaminación ambiental al evitar su quema a cielo abierto o su traslado a rellenos sanitarios.

    Biocompuesto Tribío: una alternativa compostable al plástico de un solo uso

    Tribío desarrolló un biocompuesto hecho con resina PLA y salvado de trigo, un excedente de la industria de galletas y pastas con el que se pueden crear envases y utensilios compostables que son una alternativa al plástico de un solo uso. El año pasado se realizó una prueba de compostaje industrial junto a GDA a cucharas hechas con este material biodegradable y compostable, la cual tuvo como resultado la desintegración completa en 60 días.

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